domingo, 3 de mayo de 2015


LOS DÍAS DE MI INFANCIA.

Las mañanas, en los ingenios, comienzan vestidas del inconfundible aroma del café recién colado. Las señoras se calienta al compás de las escobas rusticas, con las que barren el patio; por lo regular, llenos de bagazos y hojas de las matas y que la muchachada va dejando, tras el maroteo. En las cocinas, una olla de víveres hierve con el desayuno de los que parten  para la escuela o para el trabajo. Uno que otro mozalbete corretea tras el neumático descartado, al que impulsa con un palo; Casi siempre descalzos y desnudos, de la cintura para arriba.
Las callejuelas polvorientas, se van llenando poco a poco de los que van rumbo a la plaza. Ya que los venduteros que provienen del campo, con sus alganas llenas de plátanos, yucas, ñame y yautias; Asi como también de mangos, guayabas, maíz verde y auyamas; los tratan mejor con los precios.
Algunas vecinas, tienden sus ropas  lavadas el día anterior, y que no completaron el necesario secado, mientras, otras conversan con las comadres, acerca de los sueños y sus correspondientes números para la lotería nacional o la caraquita.
Hombres algo tristes y macilentos, afilan sus machetes y al mismo tiempo se fuman sus pachucheces. Sus ropas raídas y tiznadas por la caña, se burlan de este frío de enero y sus heladas caricias.
Las inoportunas cachispas invaden todo el entorno. Penetran hasta los aposentos tiñendo de oscuras manchas, las sabanas blancas de la abuela: mamá chicha. Menos en la casa de Don Negro, cuyo puesto en el central, le vale para ocupar aquella casa grande y con escrines en las puertas y ventanas, que impiden el paso a las cachispas y...al hambre de allá afuera.
  
Ya los alumnos empiezan a pasar con sus uniformes caquis-¡Que lindos se ven todos juntos!- Ahí va Rubencito, el hijo del superintendente. Quien, ha afirmado varias veces; frente a los compañeros de clase, que su papá le ha dicho que, ellos, son los dioses de este batey. Lo más triste es que todos nos quedamos callados, conteniendo la rabia ante sus humillaciones. como si consentir aquello, fuera parte de un libreto maldito; escrito, sabrá quien, por que hijo de puta, que jamás ha sufrido la picason del fogaraté o de las avispas en los cañaverales.
Las mujeres se dirigen hacia el colmadito de Don Ambrosiano; quien no vende tan barato como Don Laito pero, es el único que acepta los recibos del pícaro de Don Miguel Angel.
A mi me encanta cuando mamá prepara la harina de maíz con molondrones. Papá dice: que él no sabe por que, hay gente que no come la harina de maíz; cuando, esta, alimenta más que el arroz;  que solo sirve para agrandar la barriga. El, se pone contento cuando mamá le manda su harina y si es con picantina y aguacate ahí es que esa pintura es dura; dice mi papá.
El papá de Ignacito trabaja en la oficina.Y aunque ellos viven muy bien -mucho mejor que  cualquier otra persona en el batey-  papá dice que: en ese tipo de trabajo, se progresa estafando al obrero. Y que él prefiere ser pobre y honrado. No se porque mi padre dice eso, ni que significa, pero lo cierto es que, cuando juegan dominó y papi dice eso, todos asienten y maldicen a "los ladrones" de la oficina.
Me gusta ver a las mujeres sentadas en los patios conversando. Aunque mi mamá diga que de ahí salen muchos enrreos y chismes, en realidad yo siempre las veo muy contentas. Doña Toñita, la mujer de alfredito, esa es la que más goza. O cuando juegan cartas y discuten por cualquier trampa. Eso si, algunas veces, hasta se ponen enemigas por varios días.
Siempre, por las tardes, me voy para los vagones, en el patio del ingenio, a comer caña con los muchachos.
o a cazar pajaritos con mi "tira-piedra" de gomas rojas. Papá dice que son de goma de avión. por eso es que son tan buenas. A veces me voy a pescar y a nadar para el lago al que llaman el caño,cerca de pajarito; aunque, ahora días, jorgito estuvo a punto de ahogarse.  Me dan una buena pela cuando se da cuenta de mis viajes al caño.
Al llegar la noche, veo la televisión. pero anoche no había luz y el viejo se puso a hacernos cuentos de cuando el estaba chiquito. Mi hermano dice que es mejor que se valla la luz para escuchar a papá.  A mi no,aunque me gustan los cuentos, la verdad es que le tengo mucho miedo a la oscuridad; a los bacas y a los petroces. También están  las brujas, que salen volando de noche a  chuparse los niños pequeños. Recuerdo al bebo, que se lo chuparon las brujas y que murió flaquito, el pobrecito.  De nada valieron los ensalmos y los tes de tía pura. Dijo la gente que ya estaba demasiado cogio. Fue que  perdieron mucho tiempo, llevándolo al medico. sabiendo ellos que eso solo se cura con planta de la tierra. Siempre oigo a papá cuando se lo dice a la gente; y mi viejo, ese si que sabe cosas".

Marino Santana

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