viernes, 9 de octubre de 2015

VOZ DE MUERTE EN LOS SARGAZOS

Aquí estamos, la playa y  yo,
ofuscados en la podrida soledad.
Esperando una caricia
de la mano sorda;
de un ciego amo.
Excusas varias, al pie
de de  la arena herida.
Desde el oculto espejo,
respiramos el dolor de las orillas,
un humor inerte
se multiplica en el oleaje.
Mientras, su sola presencia,
excreta un extraño sudor de algas;
con el que la muerte huele a mar
y la mar huele a miseria.

Nuestro estomago, repleta sombras,
y la voz se ahoga
al compás de el ultramarino llanto.
El ojo quebrado,

se vuelve, un abrazo a la nada.
Acumulamos, sobre el vientre, la ignorancia;
la ignominiosa dermis,
hasta escurrir el sol de la espera,
en el tibio coral  moribundo.

Epitafio escrito,
es el alma del pez;
como regazo de adiós; tan falaz
 e inhumano;
Como quien guarda un secreto,
mezquino de aguas, entre las manos.

En el horizonte, confuso, el gemir de un cocotero,
el manto ocre del temor que siento
y el triste canto de los buzos...y del tiempo.

Marino santana



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