sitos en las calles, los muros,
se palpan.
Visibles e invisibles;
pero ahí están,
doliendole a los pasos;
envidiando el calor de las esquinas
que ha cada cuadra se desdoblan;
con sus risas, con sus vicios.
Aquilatando los gritos,
escondidos en sus silencios;
y con sus historias,
amontonadas, en el tiempo.
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