martes, 4 de agosto de 2015

CINCUENTA PESOS DE TORTURA

Prebio Mejía era considerado por todos en el pueblo, como un muchacho serio e inteligente. De ahí que  le inquirieran frecuentemente acerca de eso de terminar sus estudios. El pueblo crecía y era necesario que, entre los lugareños, hubieran hombres y mujeres que le guiaran, mediante su preparación ,por senderos de progreso. Aunque se tenia por entendido que pensar en una carrera universitaria por aquellos predios, era casi una quimera.
Este muchacho, era tenido como una especie de reserva moral del batey. Así que ¿quien mejor que el para encarnar ese papel?  La gente recordaba como aquel joven, delgadito y timorato, había asombrado a muchos, cuando conquistó el titulo de bachiller, apenas con trece años y con una de las notas mas altas de toda la nación.Tanto insistieron con el tema, la gente del pueblo y habiendo llegado esto a oídos del gobernador de la provincia, quien por aquellos días tenia la imagen publica un poco maltrecha; ya que se supo que estaba apoyando, en su instalación, a una compañía que contaminaría, aun más, al río Higuamo: importante fuente de vida para el pueblo por su gran producción de pescado; Así que, este, utilizara sus muchas influencia para que le otorgaran una beca al meritorio joven.

Los estudios universitarios eran un privilegio exclusivo de la oligarquía, debido a los altos costos que tenían sus colegiaturas, sobre todo, cuando se trata de una universidad privada.Y aunque en la universidad del estado el costo era asequible a casi cualquier bolsillo, los costos de la estadía en santo domingo la hacían casi tan cara como una privada.
Por eso, la noticia con referencia  a la beca de Prebio, llenó de alegría a toda la comunidad. Por fin tendrían un licenciado en el pueblo. cosa que se estimaba todo un gran logro...y en verdad lo era.

Pero cuando prebio mejía, de veintidós años, vividos todos en su batey llegó a la capital de la República sabia poco acerca de los avatares cotidianos que tal decisión suponía. En lo que si estaba bien claro, era en que no había vuelta atrás. De ahí que estuvo dispuesto y aceptó el reto de no regresar sin ese titulo debajo de su brazo.

Así que un buen día hizo maletas y dejó, tras si, a todos con la esperanza de verlo regresar un día. Trayendo consigo ese titulo, muestra fehaciente de su superación y de su esfuerzo.Gran compromiso ese  de cargar con la esperanza de todo un pueblo.

Logró instalarse en un cuartucho en Los Minas, un tugurio de la parte alta de la ciudad. No era mucha la diferencia entre el barrio y su batey pues ambos sectores eran hijos de la misma madre: la miseria, pero solo algo sintió que no había sentido nunca en su bateycito querido y era esa gran y constante angustia que se podía sentir hasta en el aire fruto de la velocidad con la que se vive por estos lados. Pasado el tiempo el tigueraje comenzó a reconocerlo y su sosegado temperamento logro conquistar el afecto de sus vecinos y en alguna manera hasta un poco de admiración u respeto... debido a su amor al estudio ya en el barrio le apodaban "el licenciado" y en las noches cuando regresaba  en vez de ser atacado por las "jaurías" de la calle, mejor lo protegían.

Todo iba a pedir de boca: su relación con la gente del barrio, con sus compañeros de clase y hasta ,como dijimos ,con el tigueraje del barrio... pero como nada, en esta vida, es perfecto; una de esas noches en que regresaba de de la universidad, fue avistado por un par de agentes que andaban en una patrulla:

-¡Eh, muchacho, párate! ¿Que diablo tu lleva ahí?- gritó uno de los agentes con tono autoritario.

-¿Que llevo donde? -preguntó, inocentemente, el noble muchacho.Ajeno al peligro que enfrentaba.

-¡En la maldita mochila! ¿A donde va se, maldito palomo? -Dijo el otro con  brusquedad.

-Son son mis libros, señor -tartamudeo un asustado prebio

-¡Que libros ni libros, maldito delincuente! -sentenciaban los agentes, al tiempo que se abalanzaban sobre el infeliz estudiante.

¡No, no, no soy ningún delincuente!...¡por aquí todo el mundo me conoce, soy un estudiante, pregúntele a cualquiera, le dirán que vengo de la universidad!..¡pregúntele por "el licenciado", así me llaman!

¡Uno de los uniformados, que sigilosamente se le había acercado por detrás, lo tomó violentamente del brazo tirándolo contra la destartalada camioneta en donde hacían patrullaje. Prebio, sintió lo caliente del bonete en el lado derecho de la cara; el golpe en el pecho al chocar su cuerpo con el metal.
Al escuchar aquello el policía soltó tremenda carcajada, añadiendo con sorna:

- Entonce, e ute un licenciado, jajajajajajajajja. -y se río nueva vez, con el mismo tono burlón.

- No lo soy aun, pero, me dicen así. -expresó, tímidamente, el avergonzado muchacho.

-¡Mire, come mierda-sentenció uno de los uniformados-cállese y valla buscando cuarto, si no quiere amanecer en el destacamento y después para la victoria!

- ¡Así mimo e, si quiere que te dejemo tranquilo búcano algo,...maldita madre!


Pero de donde iba este humilde chico a sacar dinero, si apenas le alcanzaba para sobrevivir con los cinco mil pesos de la beca y no podía buscar trabajo, pues, el tiempo restante era para estudiar  y así mantener el promedio de notas, como le requería el estado para mantener la beca. de otra forma no era posible.

Ya no sentía las nalgas  de tantos macanazos, le dolían las piernas pero mas aun el lado de la cara en donde uno de ellos el mas flaquito u pequeño le asesto una sonora galleta de pronto reacciono como quien despierta o vuelve de un letargo de pronto recordó que guardaba un dinero en uno de los calcetines los que le había mandado un amigo para que se ayude con los pasajes y que atesoraba  sabedor ya de lo difícil de la vida en aquella selva urbana que era la ciudad de santo domingo. Ya casi sin aliento pudo balbucear algunas palabras:

-¡Esta bien ,esta bien, tengo dinero y se los entrego si me dejan ir! ¡Ya no me torturen más por favor!- Por el rabillo del ojo, Prebio notó la irónica sonrisa en el rostro del abusivo policía, que le retorcía los brazos, cuando dijo:

-¡Busca los cuartos, busca los cuartos, coño, maldito palomo!

Lentamente fue bajándose, no sin cierta dificultad...adolorido por los golpes que le había propinado este salvaje al pobre hombre que venia de un lejano batey en busca de superación. se agachó y hurgó en el calcentin derecho hasta dar con los chelitos que tenia, pero que, para fines de su necesidades, eran todo un capital, pues, eran para su pasaje y no tuvo mas remedio que entregarcelo a estos buitres vestidos de gris, que le molían a palos.

- ¿Pero que e eto coño? ¡Quiere deci que depué de pelde, nosotro, má de una hora contigo, eto e lo tu no da! ¡pero ute si e ratrero, miserable, buen mojón coño!

-¡Es todo lo que tengo!

- ¡Eta bien, vallase y no mire pa´atrá!¡ y pa la prosima ande con cualto, buen palomo, coño!...¡dique licenciado y ese azaroso solo tenia cincuenta peso!


                                                                            fin





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